A finales de cuando
cursabamos cuarto de la eso, unos alumnos de primero de bachillerato
nos congregaron en el salón de actos, donde nos explicaron el
proyecto que llevaron a cabo durante aquel curso, nos dijeron que
buscaban personas que continuáramos con él. Los que elegimos ayudar
en este proyecto, a los pocos meses, ayudamos en el último
mercadillo que se celebro ese curso, primero distribuimos carteles
por todo nuestro barrio, y el día que se celebro el mercadillo
solidario ayudamos con la venta de juguetes.
Cuando empezó el
siguiente curso, los participantes del proyecto, nos reunimos para
decidir que y como organizaríamos ese año la recogida para la venta
de juguetes. Nuevamente llenamos el barrio con carteles de recogida,
pues el año anterior casi nos quedamos sin ellos, también lo
publicamos en redes sociales. Nos llegaron bolsas, y bolsas de
juguetes, los cuales limpiamos, arreglamos y comprobamos que
estuvieran completos. Los días que celebramos el mercadillo
solidario nos fue bastante bien, el que mejor, y con el que casi
agotamos existencias, fue con el puesto que montamos en el mercado
semanal de nuestro barrio.
En algunas de las
reuniones que celebramos, estuvo presente una persona, que nos
propuso llevar nuestro proyecto más allá, y a hacer alguna
actividad lúdica, la actividad que escogimos fue hacerles unas
entrevistas a las personas mayores que viven en nuestro barrio desde
hace bastante tiempo. Aquella actividad nos fue muy satisfactoria,
descubrimos cosas sobre como era nuestro barrio hace más de 50 años,
las actividades que ellos hacían para divertirse cuando eran
jóvenes. Con aquel proyecto, la gente con la que estuvimos, nos
demostró que estuvo contenta de nuestra labor, y a día de hoy si
nos los encontramos por la calle nos saludan.
Hugs, perdida.
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